El problema de la condensación en muros interiores
Parte 1
Una de las consultas más frecuentes sobre todo al llegar la época invernal es la aparición de paredes humedecidas (como chorreadas) y frecuentemente acompañadas de hongos o moho.
¿Por qué sucede esto?
Comencemos por el principio: todo el espacio que nos rodea tanto adentro como afuera de nuestra vivienda esta cargado de humedad.
Tomemos en cuenta que en un espacio confinado, como ser un departamento, la humedad ambiente se modifica por muchos factores: las personas que lo habitan (nuestros cuerpos liberan humedad al ambiente) las tareas de aseo (lavarropas, secarropas, etc) las tareas de cocción, la calefacción, la temperatura exterior, la temperatura interior, etc.
La humedad relativa ambiente es la fracción porcentual de la cantidad de vapor de agua disuelto en el aire, respecto de la máxima cantidad que el aire puede contener a una determinada temperatura. Por ejemplo, el aire a 20 °C puede contener un máximo de 20 gramos de agua por metro cúbico, lo que corresponde al 100% de humedad relativa. Cuando hay sólo 5 gramos de agua por metro cúbico, la humedad relativa es del 25%. La humedad relativa puede cambiar aunque no se agregue ni se quite agua del ambiente; es suficiente con que varíe la temperatura.
El porcentaje de humedad interior confortable para una vivienda ronda entre el 40 a 50 %. Esto se puede medir con un aparto llamado higrómetro.
Superado los valores de 60 % es factible que comiencen los problemas
La situación es sencilla y se detecta con mayor facilidad en invierno:
- AMBIENTES CERRADOS o MAL VENTILADOS
- TEMPERATURA INTERIOR ELEVADA
- PORCENTAJE DE HUMEDAD INTERIOR ELEVADO
- SUPERFICIES FRÍAS ( producto de muros de aislación térmica poco eficiente)
Estos puntos generan una situación perfecta para que se produzca el ciclo de condensación; el agua contenida en el ambiente cambia de fase al tocar las superficies más frías y la vemos como chorreaduras. Las paredes frías y humedecidas se convierten en el medio perfecto para la proliferación de hongos y moho. La falta de ventilación hace que este ciclo se perpetúe.
La solución viene de la mano del sentido común: revirtiendo cada una de estas cuatro situaciones antes expuestas:
- VENTILAR LOS AMBIENTES
- TEMPERATURAS INTERIORES CONTROLADAS (no mas allá de los 24 ó 25°C)
- PORCENTAJE DE HUMEDAD INTERIOR CONTROLADO (no mayor a 60%)
- SUPERFICIES ADECUADAS PARA LA AISLACION REQUERIDA (de baja transmitancia térmica)
En primer lugar debemos poner atención a estos cuatro puntos ya que van a ser situaciones básicas y claves que atacar. Muy frecuentemente serán la llave para la solución al problema de la condensación.